Este novedoso tratamiento es una terapia mínimamente invasiva que permite al paciente una rápida regeneración y cicatrización del tejido sin ingreso hospitalario ni intervención quirúrgica. Es un procedimiento que acelera el proceso de curación natural del cuerpo.
Consiste en la utilización de sangre del propio paciente para procesarla y obtener un plasma rico en factores de crecimiento (proteínas), que se coloca en la zona a tratar. A partir de ese momento, la zona lesionada comienza a cicatrizar y, al cabo de 7 días, hay un número de células 4 veces superior que en un proceso reparador natural o con un tratamiento convencional, lo cual acelera los tiempos de recuperación.
La técnica es sencilla, basta con una extracción de sangre de unos 10 a 20 cc, centrifugar la misma, y al cabo de media hora aproximadamente, inyectar la solución preparada en el lugar de la lesión, en forma de infiltración. Luego de esto, el paciente se va a su casa pudiendo realizar cualquiera de las actividades cotidianas o laborales habituales. A los deportistas se les recomienda retomar su actividad deportiva no antes de los 4 o 5 días.
Indicaciones
- Desgarros musculares.
- Lesiones ligamentarias y tendinosas (hombro, rodilla, codo, cadera, etc.).
- Puede utilizarse en estadíos iniciales de la artrosis, necrosis y lesiones osteocondrales de cadera y rodilla (es la indicación con menor evidencia científica).
- También pueden utilizarse en combinación con distintos procedimientos quirúrgicos, para mejorar los resultados de los mismos y acelerar los tiempos de recuperación (retardo de consolidación de fracturas).
El tratamiento completo normalmente consta de tres infiltraciones con un intervalo de descanso de una o dos semanas aproximadamente entre ellas (dependiendo de la patología y la evolución).
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